La siguiente medida de Rajoy será cambiar el logo de su partido: tijera por palomas |
Oscuras épocas se ciernen sobre Españistán. Empezando por el cambio de Gobierno, en el cual el PP (Peseteros Populares) asume la complicada coyuntura actual. La primera medida ha sido convocar del reino de la austeridad las afiladas tijeras, con las que Rajoy y compañía tratarán de poner punto y final a la crisis económica que tantos quebraderos de cabeza está provocando. Para ello, como no, los de siempre tendrán que apretarse todavía más el cinturón, casi hasta que les salga el estomago por la boca.
De mientras, en los dos órganos (cada cual más importante, cómo no) que constituyen el Congreso han celebrado navidades anticipadas. Debido a la responsabilidad que requieren sus cansados cargos, todos los diputados y senadores han sido agraciados (agarraos a la silla) con los siguientes 'regalos': línea ADSL en su domicilio, un iPhone 4S o una Blackberry (a elegir), un ordenador portátil (de la marca Apple), un iPad 2 y un ordenador 'de mesa' en sus despachos. Y todo esto a cuenta de todos los habitantes de Españistán. Debido al esfuezo extra que ha tenido que hacer Papá Noel, los números de su cuenta son ahora más rojos que su indumentaria. El resto de la población se ha tenido que conformar con carbón. Y de la marca Eroski.
El iPad2, una de las 'golosinas' que recibirán diputados y senadores |
En estas fechas en las cuales el deporte nacional es hincharse a comer y a beber, la báscula de los diputados apenas sufre alteraciones. ¿A qué se debe ésto? Pues a la ya conocida Dieta de los diputadillos. Es decir, que no engordan ellos, sino sus bolsillos. Comparada con ésta, la dieta Dukan o como se diga es una auténtica farsa (si ya no la es).
Fijaos que dimensiones adquiere la navidad anticipada de los diputados y senadores que hasta los de Intereconomía se han quejado. La panacea.
Lo peor de todo es que esos regalos que reciben tanto diputados como senadores son pecata minuta. No me pongo a analizar el pellizco que se llevan con sus sueldos y dietas porque me daría un cólico nefrítico. Tal vez en otra ocasión, ya que con los niveles de grasas saturadas y azúcar a tope, además de ser seguidor de la Real Sociedad, mi pobre corazón no aguantaría tales sobresaltos.
Eso es lo que vivir en un país como Españistán, donde para ser barrendero se necesita opositar y para ser ministro ni siquiera hay que pasar un triste test psicológico. Como diría el sempiterno Manuel Fraga, Spain is different.
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